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La Etnografía

En este documento haré una breve descripción de lo que es una etnografía, lo cual por sí mismo es una redundancia pues, como veremos, la etnografía es una descripción. Hablaré sobre las generalidades del trabajo etnográfico y de su importancia en la comprensión de las sociedades, además, lo plantearé como una necesidad inherente a toda sociedad.

Hacia una Definición
Para Rosana Guber (2001) la etnografía es una metodología artesanal que sirve para conocer de primera mano cómo viven y piensan los distintos pueblos de la tierra[1] . En Marcel Mauss[2] , por su parte, encontramos que la etnografía enseña a observar y a clasificar fenómenos sociales, tiene como objetivo el conocimiento de hechos sociales y su fin es la observación de sociedades.
En el diccionario de la real academia de la lengua española, encontramos que la palabra etnografía proviene del prefijo Etno que significa pueblo o raza y del sufijo Grafía que significa descripción, tratado, escritura o representación gráfica. Es decir, la palabra etnografía, desde el diccionario de la real academia de la lengua española, se refiere a la descripción de un pueblo. Esta definición es muy acorde con la argumentación que Rodrigo Parra Sandoval, Marcel Mauss y Susana Guber, entre otros reconocidos autores, dan acerca de lo que es una etnografía. Pero, ¿Es cualquier descripción de un pueblo una etnografía?
Para Susana Guber, esta descripción de un pueblo, que no es cualquier descripción, está sujeta a diferentes niveles de comprensión: el nivel primario o reporte en el que se informa que ha ocurrido (el «qué»); la «explicación» o comprensión secundaria que alude a sus causas (el «por qué»); y la «descripción», en el sentido etnográfico propiamente dicho, o comprensión terciaria que se ocupa de lo que ocurrió para sus agentes (el «cómo es» para ellos)[3]. Es decir, para Guber, la comprensión a la que debe de llegar la descripción de un pueblo para ser denominado trabajo etnográfico es la que corresponde a la comprensión de los fenómenos sociales desde la perspectiva de sus miembros,
entendidos como actores, agentes o sujetos sociales.

Esto no es diferente de lo que propone Rodrigo Parra Sandoval en el libro En Tres Talleres: Hacia una pedagogía de la investigación etnográfica en la escuela, cuando al citar a Guillermo Briones dice que hay dos manera de hacer etnografía, una que utiliza teorías ya construidas y mira al cuerpo social de estudio desde ellas y otra cuya objetivo es ver al cuerpo social de estudio y construir a partir de él una teoría sobre su cultura[4] . En la etnografía, la investigación no se hace sobre la población. . . sino con ella, a partir de ella y para ella[5] . El fin de esta manera de investigar es utilizado por Parra (2006) para transformar la cultura de la escuela, además de producir nuevo conocimiento, como ya lo comentaré más adelante.

De esta manera, son los actores y no el investigador, los privilegiados para expresar en palabras y en prácticas el sentido de su vida, su cotidianeidad, sus hechos extraordinarios y su devenir. Este status de privilegio replantea la centralidad del investigador como sujeto asertivo de un conocimiento preexistente convirtiéndolo, más bien, en un sujeto cognoscente que deberá recorrer el arduo camino del desconocimiento al reconocimiento[6].

Aún bajo la aparente hegemonía hacia la que nos ha lanzado la globalización, existe una extraordinaria variabilidad de sistemas socioculturales, ante los cuales el investigador social, sujeto a su propósito de comprensión, solo puede
dejarse caer en ellos, exponerse a ellos, para de esta manera cumplir su cometido. Según Guber [7] , esta exposición tiene dos caras: los mecanismos o instrumentos que imagina, crea, ensaya y recrea para entrar en contacto con la población en cuestión y trabajar con ella, y los distintos sentidos socioculturales que exhibe en su persona.

Esta articulación vivencial entre lo teórico y lo empírico puede interpretarse de dos modos: como un obstáculo subjetivo al conocimiento, o como un facilitador inminente. Al respecto, Guber señala que en las ciencias sociales y con mayor fuerza en la antropología, no existe conocimiento que no esté mediado por la presencia del investigador. Pero que esta mediación sea efectiva, consciente y sistemáticamente recuperada en el proceso de conocimiento, depende de la perspectiva epistemológica con que conciba sus prácticas[8].

Es pues la etnografía, desde su estatura humana, una herramienta que nos permite conocer el mundo, al menos de forma aproximada, aún bajo la engañosa pero prevaleciente idea de que no podemos ser apartados de él. Este punto de
vista contribuye a descentralizar la idea de mundo que se concentra en el que observa, para dar lugar a una  observación más abierta, que a su vez, permita interpretar de manera más adecuada su objeto de estudio.

Sobre este estilo de Descripción
Como ya fue mencionado, la etnografía no es cualquier descripción, sino aquella que está relacionada con la comprensión de los fenómenos sociales desde la perspectiva de sus miembros, entendidos como actores, agentes o sujetos sociales.

Para que esta descripción sea catalogada como una buena descripción se debe tener cuidado con las malas interpretaciones que se hagan acerca del cuerpo social estudiado, es decir, de no se incurrir en interpretaciones etnocéntricas, que sustituyen el punto de vista, valores y razones del pueblo que se estudia, por el punto de vista, valores y razones del investigador.

Este sentido de descripción, según anota Guber[9] , corresponde a lo que suele llamarse interpretación, pues, la interpretación o descripción densa reconoce los marcos o contextos de interpretación dentro de los cuales los actores clasifican el comportamiento y le atribuyen sentido. Es decir, el significado de lo observado no tiene sentido si es aislado del contexto en el que se ha considerado, lo cual ha sido uno de los grandes problemas de la globalización, quien en su afán de estandarizar, ha atropellado el derecho a la diversidad, proclamando una seguridad irreal a cambio de una real homogenización alienante.

Guber nos dice que en este tipo de descripción/interpretación, adoptar un enfoque etnográfico es elaborar una representación coherente de lo que piensan y dicen los nativos, de modo que esa «descripción» no es ni el mundo de los
nativos, ni cómo es el mundo para ellos, sino una conclusión interpretativa que elabora el investigador.

Por lo tanto, las etnografías no sólo reportan el objeto empírico de investigación un pueblo, una cultura, una sociedad sino que constituyen la interpretación/descripción sobre lo que el investigador vio y escuchó en campo.

Esta explicación del trabajo etnográfico supone que en el contraste de nuestros conceptos con los conceptos nativos, es posible formular una idea de humanidad construida por las diferencias, donde es posible un método abierto de
investigación en terreno, donde caben las encuestas, las técnicas no directivas -fundamentalmente, la observación participante y las entrevistas no dirigidas y la residencia prolongada con los sujetos de estudio.

Del Trabajo Etnográfico y su Función Social
Para que puedan lograrse los propósitos de un trabajo etnográfico deben tenerse en cuenta dos aspectos. En primer lugar, el investigador parte de una ignorancia metodológica y se aproxima a la realidad que estudia para conocerla. Esto es: el investigador construye su conocimiento a partir de una supuesta y premeditada ignorancia. Cuanto más sepa que no sabe (o cuanto más ponga en cuestión sus certezas) más dispuesto estará a aprender la realidad en términos que no sean los propios. Esto significa abrirse a la incertidumbre o poner en paréntesis la certeza. En segundo lugar, el investigador debe proponerse interpretar/describir la cultura del cuerpo social que estudia para hacerla inteligible ante quienes no pertenecen a ella. Para ello, el etnógrafo debe hacer suyas las formas con las
que los actores de la sociedad interpretan su realidad, y facilitar que esos actores logren explicar, desde ellos mismos, y desde su propia existencia, el sentido de su propia realidad[10].

Este trabajo etnográfico, según Rodrigo Parra, tiene como función social la construcción de un archivo de la cultura de la sociedad que se estudia. Este archivo es fundamental para la lectura que se hace de la sociedad en el tiempo, visto este último como irreversible y constituyendo por sí mismo el hecho histórico en irrefutable. Este archivo constituye la memoria de una sociedad. Sin tal archivo, la sociedad pierde una fuente de información irremplazable, pues en él está la posibilidad de leer la cultura, entendida esta como hábitos costumbres y tradiciones, que condicionan subjetivamente al individuo y por inducción a la sociedad.

Rodrigo Parra cita el ejemplo de la caja negra en el que dice que la escuela es vista como una caja negra, no sabemos que ocurre en ella. Solo vemos uno inputs (inversión en educación, currículo, capacitación de los docentes, etc.) y
unos outputs (rendimiento escolar, el beneficio económico de los años de escolaridad en términos de conseguir empleo e ingresos más altos, etc.). La escuela, su vida cotidiana, las implicaciones pedagógicas de las relaciones entre maestros y alumnos, la organización del poder y la autoridad, la solución de conflictos y el sistema de justicia, la concepción de ciencia y otras formas de conocimientos, es decir, la cultura escolar, conservan su naturaleza de caja negra. Y es en esta caja negra donde, por ejemplo, deberían nacer las políticas de intervención social.

¡Necesitamos la etnografía! En ella esta recopilada la información inherente a toda sociedad y también la forma de transformar una cultura o dejarla igual (en caso de que alguna de estas opciones fuera necesaria), como fuera el propósito de Rodrigo Parra Sandoval quien buscará transformar la escuela desde los estudios etnográficos. Además, continuando con Rodrigo Parra, la globalización requiere reforzar las culturas autóctonas para que sus vientos homogeneizantes no las barran como hojas secas, sino que las encuentre en capacidad de entrar en relación con ella
sin desaparecer. Este reforzamiento proviene del conocimiento que tengamos de nuestra cultura, de nuestra diversidad y pues, nuevamente, este conocimiento proviene del estudio etnográfico.

Referencias

[1] Guber Rosana, Etnografía: Método, Campo y Re‡exividad, Grupo editorial Norma, Bogotá D.C., 2001.

[2] Mauss Marcel, Manual de Etnografía, Fondo de cultura económica de Argentina S.A., 1a edición, Buenos Aires, 2006.

[3] Guber Rosana, Etnografía: Método, Campo y Reflexividad, Grupo editorial Norma, Bogotá D.C., 2001, pg. 5.

[4]Parra Sandoval Rodrigo, Parra Sandoval Francisco, Lozano Mónica. Tres Talleres: Hacia una pedagogía de la investigación etnográfica en la escuela, Edición del Convenio Andrés Bello, Unidad Editorial, Bogotá D.C., 2006, pg. 30.

[5]Op. Cit., pg. 30.

[6]Guber Rosana, Etnografía: Método, Campo y Reflexividad, Grupo editorial Norma, Bogotá D.C., 2001, pg. 7.

[7]Op. Cit., pg. 7.

[8] Op. Cit., pg. 8.

[9] Op. Cit. pg. 6.

[10] Parra Sandoval Rodrigo, Parra Sandoval Francisco, Lozano Mónica. Tres Talleres: Hacia una pedagogía de la investigación etnográfica en la escuela, Edición del Convenio Andrés Bello, Unidad Editorial, Bogotá D.C., 2006, pg. 30.

4 respuestas a «La Etnografía»

Hola René, gracias por el comentario. Todos los documentos que encuentres en este sitio han sido elaborados por mi.

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